Pablo Fredes, City bell, La Plata
Ave María de Franz Shubert
Pablo es quien me enseño a mí a tocar. Ha sido maestro de muchos bandonenistas. Nació en Tapalqué y se crió en Azul, donde comenzó a tocar a los ocho años, luego de un gran esfuerzo de sus padres para comprar un bandoneón. Estudió con un maestro llamado Pedro Parisi.
Cuando cumplió 18 años, toda su familia se mudó a La Plata para que él pudiera estudiar. Todos se pusieron a buscar trabajo, y Pablo consiguió entrar como bandoneonista en La Orquesta Típica de Del Bueno, en la que tocó cuatro años mientras duró su carrera de contador.
“Ganaba más que mi viejo que era albañil, había bailes viernes, sábados y domingos y los lunes tocábamos en radio Provincia.”
Cuando se estaba por recibir se fue a probar en la orquesta de Miguel Caló en Buenos Aires, pero desistió porque no le entusiasmaba trabajar de noche y ya estaba por formar una familia. Además pensó:
“¿Y si el tango deja de ser lo que es? Y lamentablemente pasó. A partir del 65-66, el tango desapareció de la difusión pública, desaparecieron las orquestas, Anibal Troilo formó un cuarteto, Leopoldo Federico desarmó su orquesta también. Fue un problema político cultural.”
Dejó a un lado el bandoneón hasta los 42 años, cuando comenzó de nuevo a estudiar con Richiardi, bandoneonista de Darienzo, Caló, Maderna. Con él aprendió a tocar música clásica.
Luego se incorporó a la Orquesta de Omar Valente, en la que estuvo cuatro años. Entonces fue cuando se dedicó a enseñar.
Con sus alumnos formó una orquesta de Bandoneones “ Che Bandoneón”.
Es un gran promotor de nuestra cultura y nuestra música, no solo porque ha formado a muchos bandoneonistas que hoy se destacan en distintas orquestas tanto en nuestro país como en Europa y en Estados Unidos, sinó también, porque desde hace años viene desarrollando una linea de bandoneones para niños así como uno para adultos. A sus 85 años sigue contagiando pasión por nuestro tango.